
Ingredientes
250 gramos Harina de trigo sarraceno Mulino Marello
100 g de harina de avellanas
50 ml de aceite de arroz o maíz
medio sobre de levadura natural a base de crémor tártaro y bicarbonato
2 o 3 cucharadas de jarabe de arce
Aproximadamente 250 ml de agua
Unas 10 ciruelas
En un bol mezclar las harinas con la levadura, el aceite, el sirope de arce y el agua. La masa debe tener una consistencia blanda y si es necesario agregar más agua. Corta las ciruelas en trozos y agrégalas. Verter en el molde y cocinar en el horno a 180 grados durante unos 30 minutos.
En septiembre las ciruelas no pueden faltar en nuestras compras. Energéticos y remineralizantes gracias a la riqueza en potasio, magnesio, hierro y fósforo, nos ayudan a apoyar la delicada fase de recuperación en la que muchas veces nos sentimos agotados y abrumados por los nuevos ritmos laborales y familiares.
Recordemos que es una fruta rica en fibras solubles e insolubles que no sólo favorecen la regularidad intestinal, sino que también contribuyen a reducir los niveles de colesterol y mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control.
Sin duda, comerlos en el desayuno o en la merienda es ideal, pero esta dulce fruta también se presta para enriquecer con bondades nuestras tartas.
La combinación con harina de trigo sarraceno y avellanas me resulta realmente exquisita además de típicamente otoñal.
Entonces prueba esta receta realmente simple pero que seguro te satisfará.
La masa recuerda a la tradicional torta de trigo sarraceno típica del Alto Adigio. En este caso, en lugar del relleno de mermelada de grosellas opté por enriquecerlo con trozos de ciruelas que le aportan un dulzor natural.
La receta es muy nutritiva y rica en fibra, con un índice glucémico bajo. Ideal para el desayuno, quizás después de un par de ciruelas frescas o de un pequeño racimo de uvas, pero también como postre delicioso y perfectamente acorde con nuestro bienestar.
Artículo de la Dra. Isabella Vendrame, psicóloga, escritora y divulgadora food coach.